Me miro en el espejo y veo que tengo los ojos llorosos, que hay dolor. Y no recuerdo cómo sigue. Ni tan arrepentida ni encantada de haberme conocido. Y de repente me doy cuenta de que como vuelva a caer, va a ser muy difícil que me despierte sin secuelas graves. Así que ahora me toca hacer equilibrios. Nunca entendí tanto a Lucía. Por supuesto, me refiero a la Lucía de Medem. Me miro en el espejo y hoy no veo a Zaida con 11 años escribiendo un cuento. No me veo con 17 retándome, en el suelo, a que el coche que me acaba de atropellar no va a poder conmigo. Yo no soy como Victoria, porque yo/ya no soy capaz de tirarme al suelo para que alguien me bese. Acabo de descubrir que lo que diferencia a Victoria de Louis y de Lucía es que ella no tiene(aún) pasado. Y los otros son sólo eso.
lunes, 28 de enero de 2008
viernes, 25 de enero de 2008
martes, 15 de enero de 2008
viernes, 4 de enero de 2008
delirante
Ahora sólo me apetece apuñalar a cuerpos desnudos con mi bolígrafo, con el pulso de mis dedos sobre el teclado de mi ordenador. Diseccionarlos con la mirada. Ella me acompañará en nuestra tarea y tendremos guerras sangrientas y polvos salvajes sin llegar a tocarnos. Los niños ya tienen nombre y existen un poco más. Incubando. Incubando.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)